Rubén Blades -casi trotando- apareció en la tarima del concierto Blanco de la Salsa, que se llevó a cabo hace unos días. Con su sombrero, vestido de negro y su fiel amigo, el micrófono, le dio rienda suelta a su "show" de dos horas. ¡Opa!
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"Ella era una chica plástica de esas que veo por ahí. De esas que cuando se agitan sudan Chanel number three..."... Fue lo primero que el cantante panameño, de 70 años, entonó en el diamante de Sóftbol, acompañado de su big band.
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Con un sonido impecable y una interpretación en vivo de esas que hacen erizar la piel, Blades confirmó -una vez más- el amor que los caleños le tienen a su música.
El artista respondió a ese cariño con dos horas (sin descanso) cantando parte de su mejor repertorio: Plástico, Ligia Elena, Amor y Control, Juan Pachanga, Maestra Vida, Pedro Navaja y Decisiones, fueron algunos de los éxitos interpretados.
Pero quizá el momento más emotivo de su presentación fue el homenaje a Héctor Lavoe. "Este es un tema que escribí, pero otra persona lo interpretó... Y creo que fue la mejor decisión, porque yo no lo hubiera podido hacer mejor", dijo.
Acto seguido entonó:
"Yo, soy el cantante
Que hoy han venido a escuchar
Lo mejor del repertorio
A ustedes voy a brindar"...
Mientras la interpretaba en la pantalla (atrás de la banda) se proyectaban fotos inéditas en blanco y negro de Héctor Lavoe. El homenaje se extendió por más de 20 minutos.
Cuando estaba finalizando su presentación, el público gritó al unísono que no se fuera. Blades respondió: "la próxima vez nos invitan a nosotros y les tocamos cuatro horas, pero esta vez estamos bajo este contexto y tenemos que ceñirnos a los tiempos".
El artista panameño compartió tarima en este concierto con Tito Rojas, Roberto Lugo, Víctor Manuelle y Willy García.
Después de Rubén Blades se presentó Willy García y cerró Víctor Manuelle
Sin embargo, el equipo de logística al escuchar el clamor del público le concedieron más minutos a Rubén Blades, quien hizo regresar a su orquesta que ya iba rumbo al camerino.
Tras dos minutos, Blades -con maracas en mano- le regaló una última pieza a los caleños:
"La exseñorita no ha decidido qué hacer
En su clase de geografía
La maestra habla de Turquía
Mientras que la susodicha
Solo piensa en su desdicha y en su dilema
Ay, qué problema!"